Parálisis cerebral, cuerpo, alas, danza… libertad.
La Habana, Cuba, febrero de 2010:
Yanel y Omar abrieron casa y corazón; nos brindaron una amistad diáfana, transparente, de aquellas que siguen emocionando más allá de las geografías y los calendarios. Simplemente se brindaron como son, vencedores de discapacidades físicas y forjadores a cincel de grandes cualidades humanas; sentimientos y profundidad que se gestan sobre todo en los terrenos fértiles que abundan más allá de la “normalidad”.
Yanel Barbeito, sonríe cuando en la calle alguien la señala de “monga”, mientras se dirige al ballet. Bailarina, coreógrafa, licenciada en teatrología y próximamente en danza, está consciente que aún rompe esquemas. Es una excepción en nuestra realidad, donde difícilmente se llega a desarrollar la pasión por el arte, por la danza, hasta convertirse en formadora de nuevas generaciones, después de haber sufrido una parálisis cerebral al momento de nacer.
Me emocioné al verla coreógrafa, ensayando y observando sincera, con precisa sensibilidad humana los puntos débiles de cada intérprete en el escenario, para vencerlos juntos.
Si tuviera que resumir en una palabra a Yanel, creo que tendría que ser libertad. Libertad de soñar, de ser, de luchar y romper fronteras: del cuerpo, de la mente, de la herencia y del prejuicio.
Fragmentos de la entrevista realizada por el periodista Wolf-Dieter Vogel a la bailarina y coreógrafa Yanel Barbeito, para el libro Regresé siendo otra persona. Cubanas y cubanos en la RDA, editado en México por la Fundación Rosa Luxemburg (RSL), en noviembre de 2009.
Es bailarina, experta en teatro y una persona que sabe disfrutar la vida. Quien haya visto a Yanel Barbeito Delgado en el ballet de la Televisión Cubana o en alguna de sus numerosas presentaciones en La Habana difícilmente podrá creer que durante los primeros años de su vida no podía caminar ni hablar. Y si Yanel no hubiera viajado a la RDA a la temprana edad de siete años para someterse a un tratamiento para su parálisis cuadripléjica, probablemente no sería hoy posible admirar el talento en la danza-teatro de Cuba que derrocha esta artista nacida en 1972.
Wolf-Dieter Vogel
Habla Yanel:
…Desde los dos meses de edad fue cuando mis padres se dieron cuenta de que mi cuerpo no reaccionaba como el de los demás bebes y me llevaron al ortopédico, quién detectó una parálisis cerebral infantil producida en el momento del parto.
…Finalmente, en 1979 la Cruz Roja en Cuba decidió llevarme para allá, a la República Democrática Alemana. Mi papá no descansó hasta que me vio caminando. Él se pasó toda la vida buscando la forma de ver como su hija podría caminar hasta que lo logré.
En Berlín se hacía un tratamiento especial, que no era el método principal, sino un tratamiento de apoyo. Los doctores alemanes planteaban que los niños avanzan más en la terapia usando las emociones artísticas. Entonces me pusieron a tomar clases de pintura, pero para mí era aburrido y me dormía con el pincel en la mano. Después me pusieron en la clase de coro, pero yo para cantar soy malísima. Luego me pusieron a aprender teatro y allí sí asimilaba un poquito más, pero no me gustaba el teatro. El médico me dijo: “Vamos a probar con la danza” y ahí es donde me quedé por el mejoramiento del cuerpo. Logré más con la danza y además me gustaba mucho.
Allí sobre todo me prepararon mucho psicológicamente para vencer los complejos…
Cuando regresé aquí se burlaban de mí en la calle, pero yo ya estaba más preparada porque los alemanes me decían que la burla es una parte de la preparación social, que si yo veía a un gordo y me reía sería algo normal, y es lo mismo si alguien se riera de mí; eso lo aprendí en Alemania. Muchos niños con problemas que viven aquí en Cuba no salen a la calle porque tienen complejos, no cogen una guagua porque les cuesta trabajo decir: “Por favor, ¿me puedes ayudar a subir a la guagua?” Yo acepto la ayuda. Los alemanes me enseñaron a aceptar la ayuda y eso me preparó más para la vida.
¿Cuba? Todavía debemos entender que somos un país subdesarrollado, que arrastramos esa herencia. Estamos logrando mejorar poco a poco. La sociedad no evoluciona en un día ni en años. Lo que más la enriquece es el trabajo con la consciencia de las personas, saber definir qué cosa es la diferencia. Diferente soy yo, diferente es el gay, el homosexual, el negro todavía, aunque no tanto como el homosexual y el impedido… Todavía necesitamos más cambios. Por ejemplo, a veces me dicen despectivamente algún apodo. No es porque no lo puedan entender: sí pueden. Es que no lo miran o no hacen consciencia de lo que dicen.
Cuando llegué aquí (a Cuba) no había personas como yo haciendo danza. Entonces se decía: “La gente con problemas no baila, ¿cómo puede bailar la gente con problemas? Debí demostrar primero a los artistas de aquí que la danza existía no sólo como antes, sino como terapia y no sólo como terapia física, sino como terapia intelectual.
Ahora ya soy graduada de la Universidad de las Artes de Cuba, también conocida como Instituto Superior de Arte (ISA), en la Licenciatura de Teatrología. Actualmente trabajo en el Ballet de la Televisión Cubana con Cristy Domínguez, quien es su directora. Gracias a ella logré recuperarme nuevamente y cambiar mi vida, pues no me aceptaban en otras compañías debido al impedimento físico. Ella me abrió las puertas como bailarina y allí me desempeño, además, como asesora, regisseur (ensayadora) y como coreógrafa.
Estoy tratando de matricularme para la maestría en Danza. Aunque mi título es Licenciada en Teatrología, quiero dedicarme a la danza, que es lo que más me gusta. La investigación y la crítica no es mi fuerte, yo investigo a mi manera, no con palabras.
La danza primero, segundo la danza, y tercero la danza. Con la danza yo volví a nacer.
A Yanel Barbeito Delgado, Omar Gómez Hernández, Lourdes Serra Otero, Wolf-Dieter Vogel, Angela Isphording, Patricia Zapata, Verona Wunderlich, todo el equipo de la Rosa-Luxemburg-Stiftung Gesellschaftsanalyse und Politische Bildung E.V. / Fundación Rosa Luxemburg, ¡Gracias!
Qué buen post. Felicitaciones por tu trabajo.
Tus fotos son una ulterior reconfirmación de la belleza del blanco y negro.
La historia linda y triste de Yanel más o menos ya la conocía, pero no en el detalle. Tonito, el único bailarín que sale en las fotos, es un primo de mi esposa. Yo también lo retraté hace unas semanas http://www.pbase.com/sebi1/el_baile
Me gustaron mucho también las demás fotos en tu blog, cuya dirección ya guardé entres mis “favoritos”
Recibas un abrazo
Sebi
Una felicitación por el reportaje, me da gusto saber de Yanel y Omar. En el 2009 fui invitado a participar en la X Bienal de la Habana representando a mi país México y uno de los muchos recuerdos agradables fue el conocerlos y compartir mi estancia con ellos. Que esta felicitación se extienda a Yanel y Omar extraordinarios seres humanos, un fuerte abrazo amigos.