Uyuni:
Impresiones de un horizonte,
un desafío
Hace año y medio, al salir de la terapia intensiva, no pensaba en emprender nuevamente el vuelo; empoderado de fragilidad, apenas reafirmaba el sobrevivir.
Al salir de la rehabilitación, meses después, preguntaba y me preguntaba si algún día podría llegar a Bolivia o Nepal…a las alturas.
Cuesta desprenderse de la zona de confort, de la cercanía y la certeza. Cuesta treparse a las dudas y la incertidumbre; al interrogante del ser; al carrusel de la altura, la presión, el aislamiento, la soledad geográfica y las batallas a las que invita.
Pero los horizontes salvan; se imponen y te recuerdan que sólo por verlos, vivirlos, acariciarlos, vale la pena la batalla.
Hoy, nuevamente, tengo que decir gracias. Las circunstancias, las causalidades y la geografía y pueblo de un gran país, se abrazaron para compartirme la oportunidad de cuestionarme. Y ver.
Ricardo
Hoy, para Nadia y Shantí.
En el intento de pepenar señales en el silencio,
han resurgido las huellas de la pesadilla mexicana
y el desafío. De la profunda indignación. Del abrazo solidario.
Para Nadia, por ser joven mujer poeta rebelde contra la injusticia.
Para Shanti, protagonista de la danza de mis fotos; hoy lo abrazo.
Hoy para Rubén, Nadia, Yesenia, Mile y Olivia. In memoriam.
Porque en un país profundamente herido, ningún hecho es aislado.
Porque frente a la injusticia, no podemos callar.
Bolivia, agosto de 2015
Fotos: Ricardo Ramírez Arriola / 360
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