El Iceberg
Especial de 360º para desInformémonos · periodismo de abajo
Ayotzinapa Dos Años: https://desinformemonos.org/especial-ayotzinapa-dos-anos/
El Iceberg
Dos años. Veinticuatro meses. Una trágica noche que sacudió la conciencia colectiva. Horas desgarradoras que dieron paso a la emersión de una antigua y profunda herida, apenas ahogada entre el tiempo, los discursos, las quimeras y los espejismos.
Una noche de septiembre revivió una noche de octubre que no se olvida y, con ella, también cada noche, cada mañana, cada madrugada, cada día de silenciosa, “anónima” y lacerante violencia cotidiana.
Una noche en Iguala condensó la tragedia de todos durante todos estos años: las desapariciones en la democracia y sus otras víctimas, los asesinados, quemados, encarcelados injustamente, censurados, marginados, perseguidos, que cada día nos siguen recordando la exigencia de justicia.
La noche del 26 de septiembre de 2014, en Iguala, sintetizó una realidad que muchos nos resistíamos a ver: el día a día de la violencia, de las fosas clandestinas, oficiales o no; del dolor de decenas de miles, de la búsqueda solitaria de tantas y tantos; del silencio forzado; de la tortura; del feminicidio; de la resignación obligada; del desplazamiento y el exilio sigiloso; de la persecución; de la omisión, de la censura; de la indiferencia, del contubernio, de la complicidad, de la manipulación, de la tergiversación; de la normalización de la violencia… El iceberg de la impunidad.
Esa misma noche, Ayotzinapa incursionó en nuestra conciencia. Los jóvenes normalistas, estudiantes y futuros maestros, abrazados de sus madres y padres, se convirtieron en referente imprescindible. Todos los 26 se transformaron en septiembre. El número 43 se volvió sinónimo también de 28 000 y más. Para millones de personas, un simple e insignificante número 43 se convirtió en la diferencia entre la vida, el amor y el abrazo, de la profunda indiferencia, el insulto y el menosprecio a la existencia. Ayotzi o Ayotzinapa se volvió ese día en un epicentro de la indignación colectiva, del dolor compartido, del grito desgarrado, de la esperanza y la decisión de andar.
Cuando se reescriba esta historia será imposible obviar la solidaridad, la suma, la movilización, el latido y el profundo abrazo colectivo. Desde una frágil y solitaria voz; desde el cauto y distante grito, hasta el más poderoso retumbar colectivo: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43…¡JUSTICIA!