Ángulos



Egipto

 

«Heródoto confiesa su obsesión por el tema de la memoria: es consciente de que la memoria es defectuosa, frágil, efímera e, incluso, ilusoria. De que todo lo que guarda en su interior puede esfumarse, desaparecer sin dejar rastro. Toda su generación, todas las personas que habitan el mundo de entonces viven embargadas por el mismo temor. Sin la memoria no se puede vivir, ella eleva al hombre por encima del mundo animal, constituye la forma de su alma y, al mismo tiempo, es tan engañosa, tan inasible, tan traicionera. Ésta es la causa de que el hombre se muestre tan inseguro de sí mismo. Un momento aquello sucedió… Venga, haz memoria, ¿cuándo sucedió? Fue aquel… Venga, haz memoria, ¿quién fue? No sabemos, y detrás de ese «no sabemos» se extiende el territorio del desconocimiento; es decir, el de la no existencia.»


Ryszard Kapuściński
Viajes con Heródoto


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