Instantes del XXXV Premio INBA-UAM «Guillermo Arriaga»
Concurso de Creación Coreográfica Contemporánea
Eliminatoria.
Ciudad de México, del 9 al 13 de agosto de 2016
Instantes fotográficos de las coreografías presentadas los días 9, 10 y 13 de agosto de 2016, en el Teatro de la Danza de la Ciudad de México:
El Mágico teatro de la muerte · Raúl Tamez
Migajas de Plomo · Sofía Valto
Orondinas.8 · Luis González «Termy»
La altura de los sueños · Arturo Garrido
Chacal · Vicente Silva Sanjinés
-Ítaca- equis y no X · Laura Vera
Un Lugar Bonito · Henry Torres
El «Otro» · Jesús Laredo Sánchez
En el claro · Casilda Madrazo
Expediente / La piel que habito · Alejandro Chávez
Teorías Duplicadas · Erika Méndez
Ciclos · Paula Rechtman
Apuntes en la Eliminatoria del XXXV Premio INBA-UAM «Guillermo Arriaga»
Concurso de Creación Coreográfica Contemporánea
Desde hace años ya, un justo y perenne reclamo de la periodista y crítica Rosario Manzanos por la proximidad de la cámara fotográfica durante las funciones de danza se ha transformado, sin perder su esencia, en pretexto para la broma.
El primer día del último Premio INBA-UAM fue inevitable reencontrarnos y reeditar nuestro ritual. Entre bromas y declaraciones de odio -al click de los fotógrafos-, Rosario me preguntó ¿acaso no hay cámaras más silenciosas? Yo contesté que claro que sí, pero desafortunadamente podremos optar a ellas cuando la foto de danza nos lo permita… entre miradas de profundo escepticismo mejor continuamos con los afilados dardos de la broma.
Después de la plática en el Teatro de la Danza, ya listo para empezar a contribuir al coro de clicks, fue inevitable conectar la situación con las respuestas, comentarios y aportes -muy importantes para mí y aún no contestados a cabalidad- ante una pregunta compartida hace algunas semanas en este medio: ¿Es todavía necesario el «registro fotográfico» del acto escénico? ¿Aún es necesaria la memoria fotográfica para los hacedores del instante escénico o bien es un insumo hoy exclusivo para la inmediatez de Facebook, solicitudes en línea y, posteriormente, únicamente para centros de investigación y herméticas fototecas?
Quizá fue inevitable recordar las preguntas anteriores al ver el programa de mano de la Eliminatoria del XXXV Premio Nacional de Danza Guillermo Arriaga.
No es un problema que por recortes de presupuesto un programa de mano no se pueda imprimir con lujos, al contrario. Tampoco es problema que ante imprevistos u otros motivos tengan que hacerse fotocopias sencillas, de las que diariamente se hacen para miles de trámites en las oficinas institucionales. Sin embargo compartí la indignación de varios asistentes al constatar que en el programa diario no aparecían los créditos de los intérpretes o bailarines, ni de los escenógrafos, iluminadores y compositores; mucho menos unas pocas líneas de lo que conceptualmente inspiró o provocó la obra inédita a ejecutarse. Si algo hemos cuidado muchos fotógrafos de artes escénicas son los créditos de los intérpretes, los autores del diseño de iluminación, escenografía y vestuario, de todo lo que haga posible la obra y se refleje en una imagen captada en escena. Un simple acto de justicia; un reconocimiento al trabajo del otro. Por otra parte, llama la atención que esta omisión se dé en los programas de mano de un evento en el que se van a otorgar premios precisamente a los mejores intérpretes, iluminadores y músicos. Una omisión de un derecho, de un acto de sentido común.
Al preguntar sobre este «detalle» en los programas, se me dijo que toda la información estaba disponible en internet. Me preocupó por lo que esto puede reflejar en la construcción del discurso y con él, de la acción cotidiana. En términos prácticos es un hecho que difícilmente alguien, al salir de una función, vaya a consultar internet para ver quiénes bailaban, de quién era la iluminación o quién compuso la música. Es un hecho también que, salvo que el portal sea de una biblioteca en línea o algún gran medio de comunicación, una sábana virtual o post tiene una vida muy efímera en las plataformas de instituciones que por principio se remodelan al menos una vez por sexenio. Salvo por escasos esfuerzos, como el de Abril Boliver hace algunos años, que recopiló la historia básica del premio en un libro, es prácticamente imposible encontrar información sistematizada de los anteriores premios de creación coreográfica en internet.
Al día de hoy, no he podido encontrar en internet los créditos correspondientes a este premio. Los datos que aquí se incluyen fueron obtenidos gracias a los colegas de Isóptica y a los post de algunos coreógrafos en sus redes sociales.
Omisiones como esta, o bien esfuerzos titánicos en sentido contrario, como el realizado en solitario por maestras como Gladiola Orozco con la trayectoria cronológica de Ballet Teatro del Espacio, alertan sobre el peligro y la tentación de las instituciones y la colectividad a la desmemoria y el olvido. Si colectivamente no reparamos en ella, inevitablemente puede transformarse, consciente o inconscientemente, en consigna y en acción cotidiana.
El premio INBA-UAM ha sido un referente fundamental en el quehacer de muchos destacados intérpretes y coreógrafos a lo largo de 35 años; un innegable punto de encuentro nacional de propuestas de diversas latitudes; la única posibilidad para muchos coreógrafos e intérpretes de llegar a bailar a la Ciudad de México y para otros, independientemente de los gustos y opiniones, la provocación para crear algunas de sus obras más representativas. Si no es importante el registro histórico de quienes participan en un evento como éste, ¿recordaremos pasos aún más humildes y pequeños, pero quizá igualmente significativos en el quehacer artístico? ¿Tendrán algún modesto registro en la memoria?
La foto escénica es una disciplina que necesariamente se supedita a otras, en una intensa simbiosis. No puede existir de manera certera sin la constante comunicación, aprendizaje, interrelación y retroalimentación con el arte que observa y retrata. La pregunta «¿aún es necesaria la memoria fotográfica para los hacedores del instante escénico?» no está únicamente motivada por la preocupación de la propia permanencia, viabilidad y sobrevivencia; ni sólo por la preocupación por el respeto del trabajo de los colegas que nos han precedido, que ya no están, que se retiraron y a los cuales tan rápidamente solemos olvidar; tampoco por el destino de tantos preciosos archivos perdidos, dañados, ignorados, olvidados por la inmediatez; preocupaciones que sin duda compartimos con los videoastas, investigadores, críticos y otros colegas dedicados al registro de la memoria colectiva de la escena.
La preocupación fundamental desde esta óptica, quizá sea: para los hacedores del instante escénico, en esta etapa histórica ¿aún es necesario el registro de su propia memoria como eslabón de un proceso conjunto, en marcha y evolución o bien es un insumo exclusivo para la inmediatez mediática, rendición de cuentas y la comprobación formal de un evento?
Si a los funcionarios, intérpretes y coreógrafos, líderes de cada aventura creativa que reúne a su alrededor a iluminadores, escenógrafos, músicos, vestuaristas, artistas multimedia, etc. no les hace ruido que no se destaquen las corresponsabilidades de una obra finalmente colectiva; si basta con siete líneas curriculares personales de cada coreógrafo y una página de créditos institucionales por programa/registro en lugar de hacer mención a los protagonistas que se la juegan en escena, es poco factible en perspectiva que tengamos presente o nos interese la memoria; nuestra memoria que en esencia es colectiva.
Es verdad que la danza en escena es un instante efímero; pero no es efímera su búsqueda, su investigación, su esfuerzo, su creación, su huella, su testimonio, pequeño o grande, individual o colectivo, acertado desde ciertas ópticas o no. Cuando, conscientes de que el instante escénico es efímero per se, nos convencemos de que la totalidad del acto escénico es efímero y sólo efímero, sin pasado, memoria y trascendencia, corremos el peligro de decretarlo y aceptarlo en su más profunda esencia como pasajero, superficial y finalmente desechable per se salvo, claro está, que venga acompañado del éxito inmediato.
Por ser la danza un instante efímero, llama la atención que en un país con tanta historia, riqueza, diversidad de lenguajes, raíces, visiones, propuestas y planteamientos dancísticos, no haya sido necesario para el propio gremio un centro de documentación, accesible para todos, que recoja el quehacer de quienes han hecho posible el instante fugaz. Por los hechos, pareciera que ni siquiera estuviera planteado como un esfuerzo inherente de las propias instituciones culturales el recuperar, sistematizar y hacer accesible para las nuevas generaciones, de manera abierta y permanente, esta rica historia que se ha construido danzando. Una historia que es reflejo y termómetro de la subjetividad y el sentir. Una historia tejida de esfuerzos, proezas, preguntas, búsquedas, rupturas, estancamientos, locura, riesgos, terquedad y saltos, como lo está la historia que la circunda; como toda historia humana.
En su gran microcosmos, una danza sin memoria corre los mismos riesgos que un país sin ella.
El mágico teatro de la muerte
Coreografía: Raúl Tamez
Migajas de Plomo
Coreografía: Sofía Valto
Intérpretes: Gabriela Amaro, Emilio Iturbe-Kennedy, Daniel Ramírez Ronzón, Rocío Silva Prado, María Syrenna.
Iluminación: Aurelio Palomino
Asistente: Julián Lasso
Orandinas.8
Coreografía: Luis González «Termy»
La altura de los sueños
Coreografía: Arturo Garrido
Chacal
Coreografía: Vicente Silva Sanjinés
Intérpretes: Luz Glerean, Sara Montero, Gabriela Amaro.
Música original e interpretación en vivo: Humberto Álvarez
Iluminación: Vicente Silva
-Itaca- equis y no X
Coreografía: Laura Vera
Intérpretes: Geovanni Pérez, Anniela Huidobro, Isaí Gómez.
Música original: Eduardo Farrés
Iluminación: Laura Vera
Un lugar bonito
Coreografía: Henry Torres Blanco
Intérpretes: Briseida López, Victoria Reyes, Matthew Armstrong, Pamela Macías, Ilse Meza, Octavio Dagnino, Sergio Vázquez.
Diseño sonoro y de iluminación: Henry Torres Blanco
Diseño de vestuario: Raúl Navarro
El «Otro»
Coreografía: Jesús Laredo
En el claro
Coreografía: Casilda Madrazo
Expediente / La piel que habito
Coreografía: Alejandro Chávez
Intérpretes: Alejandro Chávez, Claudia Izquierdo, Mariano Avilés, Alejandra Barboza, Cynthia Ramos, Irma Monterrubio,Luís Ruiz, María Concepción Mondragón.
Iluminación y Escenografía: Fernando Flores Trejo
Teorías Duplicadas
Coreografía: Erika Mendez
Ciclos
Coreografía: Paula Rechtman
Intérpretes: Alejandra Soto, Diego Basantes Espinoza
Música original e interpretación en vivo: Juan Pablo Villa
Iluminación: Virginia Bravo
Teatro de la Danza,
Ciudad de México, 9, 10 y 13 de agosto de 2016.
Fotos: Ricardo Ramírez Arriola / 360gradosfoto
Más fotos en: http://www.archivo360.com: goo.gl/SOZGfG